viernes, 7 de enero de 2011

Silencio, por favor


Hace unos días tuvimos un encuentro muy especial.
D. se había puesto en contacto con nosotros tras tropezar con Saltando Muros por casualidad mientras navegaba en internet. Y tras un breve intercambio de correos electrónicos decidimos conocernos para darle forma a una propuesta de colaboración con nuestras unidades que D. nos planteó.
Durante nuestra pequeña reunión descubrimos a una chica llena de vitalidad que hace apenas unos meses pasó por una experiencia personal que la condujo a un corto ingreso en una unidad de internamiento breve de salud mental.
Aunque mis palabras no pueden describir ni de cerca toda la riqueza de sus vivencias, D. me explicó como su vida había dado un giro en los últimos meses, durante los cuales había experimentado un proceso de crecimiento interior, de búsqueda de sí misma, de nuevos descubrimientos... un torbellino emocional que le supuso un cambio de posicionamiento frente a sí misma y frente al propio mundo.
Aquí os dejamos un texto que D. escribió tras su ingreso y que ha tenido el detalle de enviarnos:

Silencio, por favor
" Sin ópticas, cada uno que lo interprete según su óptica, así cada cual podrá llegar a estar equilibrado en todo momento y no llegar a ser un excluido social, porque al fin y al cabo nadie quiere estar solo.
Yo creo en mí, en lo que mi corazón me dice que crea, creo en mi intuición. Cada cual debe creer en sí mismo ante todo porque si no crees en ti te estás dejando llevar por los demás. Eso no quiere decir que tienes que ser tozudo/a, el saber escuchar es muy importante, pero escuchar siempre con cautela, valorar siempre muy bien lo que se te cuenta y si tu corazón se lo cree acéptalo con cautela hasta que tu corazón, por experiencia, te enseñe que eso era.
Ya he pasado por la “locura” y por la “muerte” y he vuelto a nacer. Todo mi SER ha dado una vuelta de tuerca y cada vez se encuentra más calmado y tranquilo. Ahora no necesito interpretar las cosas desde ninguna óptica para entenderlas, simplemente interpreto sin justificar.
¿Cuándo justifico? Cuando intento explicar a la gente que me rodea. Entonces ahora estoy en ese punto. Por así decirlo soy un bebé. Los bebés no saben hablar, por eso se mantienen en silencio y sólo producen sonidos que tienen su significado pero nosotros no entendemos su lenguaje. Pues eso lo extrapolo a mí misma. Ahora estoy en esa fase, fase de silencio. Y los “sonidos” que emito sólo los entienden los que son bebés.
Así lo que me toca ahora es aprender a hablar, dentro de mi lengua materna, en el “dialecto” adecuado para cada cual, porque por así decirlo, cada cual tiene su dialecto determinado, su realidad particular.
Y aparte de esto hay grandes grupos, grandes lenguas que no son individuales de cada uno sino que se entienden colectivamente. Con esto me refiero a “místicos”, “religiosos”, “científicos”, “psicólogos”, “físicos-metafísica-física cuántica”, “filósofos”, etc.
Todo lo podemos ver desde todos los ángulos, y si aprendemos la lengua universal, la lengua del silencio, al final descubriremos que todos hablamos de lo mismo.
El problema actual es que nos perdemos en palabras, y las palabras tampoco son problema, el problema son las interpretaciones particulares que cada uno le da a esas palabras, los juicios que hacen sobre ellas ".

Texto escrito por D. e introducido por Esther Sanz ( Psicóloga Clínica Área Externa Salud Mental Tenerife).

2 comentarios:

Paula dijo...

Me encanta, se parece mucho a la idea que yo tengo de concebir ciertas experiencias como un aprendizaje de lenguajes nuevos.
Os mando muchos saludos a todos, y en especial a D. por el texto ¡Gracias!

D (Diana) dijo...

Etiquetada, me alegro que te haya gustado el escrito. Yo también quería saludarte y felicitarte por tu blog, haces una gran labor.

También darle las gracias a Saltando muros por publicar el texto.

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